Nací bebé añoso,
anciana y sabia ternura,
ajado espíritu canoso,
anticuada vida futura.
Nací vuelta sin ida,
alma con viejos achaques,
verde fruta exprimida
sobre venideros almanaques.
Nací padre del tiempo,
niño de alegría cansada,
asfixiado aliento
de nula huella andada.
Y morí a esa viva muerte,
grisura eterna y dolor,
por fin y por suerte,
en el parto de tu amor.
Y morí al desconsuelo
a ti abrazado,
ave feliz en el cielo
sin jaula ni pasado.
Y morí de tu mano
a otra infancia venida,
nuevo Benjamin Button,
a ti, mi nueva vida.