Que misterio había en su semblante
y en sus ojos azules penetrantes
que al mirarle por un instante
supe que sería mi único amante.
Que misterio lleva el rumor del viento
que a su paso me trae al pensamiento
el suave roce de nuestros labios
dejándome sin aliento.
Que misterio encierra el silencio
cuando a solas yo me encuentro
volviendo a mi aquel te quiero,
dulce, apasionado y sincero.
Que misterio guarda la noche
con su cielo cubierto de estrellas
para que el fulgor que nace de ellas
ilumine mi sendero entre tinieblas.
Que misterio alberga el Camposanto
donde yacen los sueños y esperanzas míos,
bendito lugar de reflexión, tristeza y llanto
donde encuentra el consuelo y la calma
que tanto anhela mi atormentada alma.
Siento que mi vida es un puro misterio
porque sino ¡cómo podría entenderlo!
y necesito cada día seguir creyéndolo
para revivir aquel semblante
y sus ojos azules de cielo,
el rumor del viento que a su paso
me trae la caricia del primer beso.
Y ese silencio que me envuelve
trayéndome el tesoro de su recuerdo,
del Camposanto el consuelo y la calma
que tanto anhela mi atormentada alma.
Fina