En la viña del Señor
Hay de todo, vida mía.
Se escucha la melodía
Inmersa en el ruiseñor
Ese mágico tenor
Embriagado de armonía
Que ofrenda dulzura al día
Y magnifica al amor.
Allí galopan mis sueños
De trovador olvidado
Por la doncella que adora.
Allí mueren mis empeños
De encontrarme con el hado
De la virtud bienhechora.