Santiago Montobbio nació en Barcelona (España) en 1966 y es un importante autor de su generación. Pese a haber estado unos 20 años sin poder escribir un sólo verso, retomó la escritura con una intensidad llamativa, ofreciendo una nueva ola de poesía única y altamente apreciable.
Entre sus obras podemos mencionar \"Hospital de Inocentes\" y \"El anarquista de las bengalas\". Las mismas han sido traducidas a numerosos idiomas y le han servido para ganarse un espacio indisoluble en muchos países del mundo.
El propio autor expresa que escribe cuando siente la necesidad y, sin importar lo que esté haciendo, lo deja a un lado para sentarse a escribir poesía. Para ello no es necesario que se encuentre en un lugar específico, ha escrito en bares, en bibliotecas e incluso en la calle. Considera que para que la poesía sea buena no es necesario que cuente con la presencia de ricas metáforas y ni siquiera de imágenes; lo que realmente importa es alcanzar el ritmo adecuado y requerido por cada poema para ofrecer una obra de arte interesante.
Son muchas las poesías recomendables de Santiago, a continuación podrás leer algunas de ellas, entre las que se encuentran \"Detrás del cristal\", \"El día menos pensado\" y \"En el orden que prefiera\".
Cinco o parecidas tretas
Igual que las fotografías, los abrazos o recuerdos,
el sexo es poco más que un miedo, uno más
entre los tantísimos trucos
que trabajosamente acunamos, para seguir viviendo.
Un cansancio necesario, una sabida pero inconfesada treta
que nos permita sentarnos en un bar
hasta que sin quemar se consuman las colillas de la lluvia
y abrazar después en ellas aquellos anticuados fantasmas
que fueron nuestros o que, simplemente,
a nuestro vacío nombre respondieron.
Un cansancio, una azucarada daga, cinco o parecidas tretas
y total para poder decir este pecho es mío,
en sábanas así ha de palpitar el mundo,
o risibles cosas de este estilo;
para engañarnos aún y hacer ver que somos nuestros,
que somos en la desgarrada soledad de alguien,
que no me abandones, amor, que cuánto nos queremos
y sino mira cómo conservamos adolescentes trucos
con los que aún fingimos creer
estar haciendo feliz al otro.