\"... no dejes nacer una laguna en tu pecho navegante
luego la extensión de los minerales te cobraran impuesto
y el sodio terminará por quebrarte los lagrimales,
no tendrás como pagar ciertas inquietudes mentales,
te sobornará las menudencias del recuerdo
y tu retina gesticulara sismos en las ruinas de tu carne,
no dejes nacer una laguna en tu pecho volátil
luego una sonrisa amarga se abrirá a lo distante
y volverá a nacer el horizonte entre nuestros dos ojos,
no tendrás de donde sacar la naturaleza del color
para enhebrarte la felicidad de padecer distante
sobre esos cimientos grises que atrapan tu mirada,
ya la oscuridad abraza cada centímetro de tu ahogamiento interior,
tantas lágrimas inundan el deseo del corazón
atravesándose una razón puntiaguda
por alejarse de tu voz
y mañana
de tu
boca,
querer escribir un sueño líquido de entre las rendijas de tu garganta-
soñar como sueñan los locos y casi cuando te mueres soñar como los estúpidos,
imaginar que las aves guardan el significado de la libertad como reliquia,
y aquí en la carne de tierra,
guardo la esclavitud de soñarte tantas veces que tu nombre se inunda de estrellas,
tantas veces te pienso, tantas que dejo de recordar-te,
tantas que los astros se suicidan en la luz escrita en tus ojos,
y...,
las luciérnagas
exhalan la luz que tanto le falta a la noche,
quizás es la última gota de esperanza,
Llueve? llueve- son las lágrimas dulces del cielo-
-de tus mejillas el dolor, de tus párpados el adíos-
... No dejes nacer una laguna melancólica en tu pecho,
luego la hipérbole de la angustia quebrará tu derecho de paz
y se hará mar todo ese océano que dejaste ahogado en tu silencio\"