Existió hace mucho tiempo ya, una mariposa que deseaba su libertad y pensó que al aprender a volar, lo iba a lograr.
Cuando el tiempo llego un gran viaje inicio, el primer día voló y en poco tiempo de su tierra se alejó, pensando que encontraría un lugar mejor.
Tanto tiempo voló, que poco tiempo encontró un pequeño bosque lleno de árboles, tan frondosos que parecían no tener fin. Como tan cansada estaba decidió buscar un lugar para descansar, y a lo lejos diviso una laguna que el cielo reflejaba.
Que refrescante pensó, y sin pensarlo allí se dirigió, al llegar se posó en una hoja para el agua poder tomar. Su viaje iba a retomar después de descansar, cuando a lo lejos vio que algo la observaba.
Que sorpresa se llevó al acercarse pues debajo de los nenúfares, se encontraba un pez que la observaba tímidamente.
¿Quién eres? –pregunto la mariposa.
-Soy el pez de la laguna, respondió y tú ¿qué haces aquí? pregunto.
-Voy buscando un lugar para vivir, respondió ella.
-Enserio, entonces quédate conmigo, pues soy el guardián de la laguna y no puedo dejarla- dijo el pez.
-¡No, gracias! Pues acabó de obtener mi libertar y no quiero perderla.
La mariposa se quedó pensando por un momento, y luego le dijo me quedare un tiempo contigo, para que no estés tan solo.
El pez acepto, pues pensó que aunque fuera poco el tiempo sería feliz, pues hacía mucho tiempo que no tenía un amigo.
Y allí estaban, la mariposa y el pez cada mañana limpiaban la laguna pues algunos inconscientes lanzaban hojas a ella. Por las tardes, se les veía jugando dentro de los nenúfares o simplemente, el pez escuchaba todo lo que su buena amiga había visto en su largo viaje antes de llegar al bosque. Y así pasaron muchas estaciones....
Pero un día, la mariposa decidió su viaje continuar pues ya mucho tiempo había dejado pasar y sin pensarlo, le dijo al pez que pronto se iría de ese lugar.
El pez entristeció, pues a la mariposa amaba de verdad pero comprendió que un así nunca llegaría a florecer y por eso la dejo marchar.
Y así ocurrió al llegar la primavera, ella su viaje retomo y sin importarle al pez dejo.
El pez vio a la mariposa marchar, y con un simple hasta pronto intento su tristeza ocultar. Quiso detenerla y del agua salto, pero solo pudo caer a orillas de la laguna y sin aire se quedó. Por suerte, un par de escarabajos al agua lo ayudaron a regresar.
Algunas estaciones pasaron, y la mariposa regreso en busca del pez que tanto extraño. Pues al fin comprendió que junto a él era su lugar.
Lo busco y lo busco, y por fin lo encontró en los nenúfares como la primera vez.
-He regresado por ti, perdóname por dejarte solo aquí. Desde hoy he vuelto y nunca más me iré de aquí. Pues ahora sé que junto a ti deseo estar.
El pez al escuchar, salió de los nenúfares pues la felicidad había vuelto a la laguna y a su corazón.
-
¿Perdonarte?, ¿Porque?, si nunca te fuiste ya que en mi corazón siempre estuviste.- Dijo el pez.
Y desde entonces, se puede ver por las tardes entre la laguna a una mariposa y aun pez jugar ya que nunca se vio un amor tan desigual, donde ella en al agua no podía estar y el en cielo ni podía volar, pero juntos a su manera el amor lograron encontrar.