Estoy condenado a la ignominia, a los sin sabores que me acarrearan mis pérfidas acciones.
Las parias de la humanidad me han tomado en su lecho y yo me he dejado sodomizar.
Las pasiones, el ocultismo, el sagrado intelectualismo que nos aleja de “nuestro señor Jesucristo”. ¡Bendito sea!
Soy libre, ¡paganismo es libertad! ¡Libre! ¿El anticristo? Sensación de levitar, neutralidad.
Conocí la sensación de la libertad entre los versos de los malditos, soy libre gracias a su pluma, a su genio. Que alto precio debieron pagar.
Acarree ante mi la desolación con mis palabras; la soledad es parte de la ignominia a la que fui condenado, ¿somos condenados o la salvación?
Nadie me ve, conmigo no se habla; soy el pecado, la porquería, la escoria.
De donde vengo no soy y a donde voy no pertenezco, esa es mi desgracia, los malditos me han tocado con sus versos y me han condenado.
Tengo en el pecho una ardiente llama que demuele mis pudores y amengua mis temores
¿Debo nadar en el rio si soy pez y surcar los cielos si soy ave?
No pretendan domesticar al león salvaje como al gatito del sofá.
¡No! grito hasta mi garganta reventar. No, no ya no más.
Soy pez y quiero volar, ¿estoy violando las leyes naturales? soy de allí de donde el tiempo es infinito, de donde el mundo no conoce fin. De donde el verdadero amor no es pretérito.
Mi cuerpo se deteriora a cada segundo, pero mi espíritu ahora es inmortal.
Como Ícaro vuelo, cerca del sol o cerca del mar, sin repercutir ni una sola molestia que me haga morir; mi alas son alas reales brotan de mi espíritu, puedo ir a donde quiera soy invencible soy libre, soy inmortal. En los altos montes seré un cóndor en las sabanas el águila rapaz, volar, volar esa es mi voluntad, surcar cielos y nunca parar.
Seré alabado en la montaña de Sorte, donde la energía fluye a voluntad, ensalzado entre las muchedumbres, tendré mis propias bacantes, tendré mi propio altar, seré el espíritu de las causas perdidas como san judas Tadeo, ¡ah! no, yo seré el santo de los perdidos, Aquellos que salieron a buscar lo desconocido y no quisieron regresar,
De los poetas, las prostitutas, los genios y aquellos que murieron por su verdad; en la hoguera, en la horca, bajo el fuego de los cañonazos, victimas todos, de la necedad. Mi corazón les compone elegías con cada lágrima que surca mi rostro al recordar,
A aquellos que buscaron entre la injuriada oscuridad verdades y soluciones germinadas de luminosidad.
¡Escupo! Escupo sobre los otros por los que no he de llorar, por esos los osaron condenar, ensalzan el pan y el vino, desconocen al vivo, al mártir que llora asintiendo frente al altar.
¡Oh! Gran monstruo del claroscuro ¿por que aun no quieres morir?
Sois verdugos de la intelectualidad, de la razón, de la verdad…
¡Escupo sobre el opresor!
¡Escupo Sobre el destructor de sueños!
¡Escupo sobre el testaferro del pasado!
Se han convertido desde tiempos inmemorables en el laberinto de Dédalo
Como doncellas inocentes se nos obligo a entrar, y ahora necesitamos un Teseo para escapar.
Nos dan condenación y nos brindan un salvador. ¡Que ironía!
Nos atormentan y nos dan el arma con la que nos debemos matar, perdón salvar.
No creo en su verdad, yo soy mi verdad, solo necesito verdad para triunfar vivir hasta que no se pueda mas; cuando llegue el momento de morir, por mi mano, por la de alguien mas, por la naturaleza o por la maldita casualidad.
Amen. Por hoy.
Amen. Por mañana, no se.
¿Dónde estaré? Alabando mi pensar o en la fila yendo a comulgar.
¡Amen!, ¡amen!, lo digo por decir, pues nada esta dicho y no debemos asentir
Todos somos libre. Concluyendo, todos debemos vivir.