Detrás del cristal los gélidos se calientan,
cuando llega la noche y tu cuerpo me alberga,
y me cuida la espalda, con delicada fineza.
y me dibuja el paisaje, mejor de la naturaleza.
Detras del cristal calma la tormenta
sobre la alfombra en tu cuarto cuando me besas,
ofreciendome el pan, como a un mendigo en la mesa
alimentando mis ansias con tu quietud y grandeza.
Detras del cristal nuestros cuerpos se aman,
sobre el lecho prohibido, de aquellas noches de aquellas,
con unos besos que a mi alma envenenan,
y con un sueño que yo soné aquella noche, aquella.
Detras del cristal como sueño quererte,
de forma hipnotica como el el rio a su corriente
amarte sobre la sangre que nutre a tu vientre
y como al sol a la luna, que le abriga eternamente...