Hasta esa tarde-noche y después madrugada, no lo creía. Comenzó con una duda, aparentemente contestada pero después se fué convirtiendo en un suceso fuera de lo habitual. Más tarde, conforme el reloj avanzaba, todo se transformó en un hecho fenomenal.
Dudé... al principio no creí en la posibilidad. Después tu mano, luego tus ojos, siguiente tu risa, luego tu cercanía, que bonito vives cuándo estás cerca, después tu mirada... luego tus palabras... y para terminar de clavar la última estaca que mi corazón a tu existencia ataría... un beso.
Tu beso al principio tierno, real, bello y colorido a pesar de tanta negrura.
Tu beso, exquisita cicuta. Dominante, controlador, emocionante y ... tu beso.
No quería abrir los ojos, era tanto el miedo que temblaba en mi mente que el corazón, lo único que pudo hacer fué mandar todo a la chingada y disfrutarte en ese lugar. Tú, junto a mí.
Temía abrir los ojos y encontrar que nada era real. Más por curiosidad y no por coraje, debo aceptar, que abrí los ojos y allí estabas tú, besandome, queriendome, matándome.
Tanta la espera fué que cuando el momento sucedía allí, contigo... no lo creí real.
Sigo en shock.
Aunque mi cometido se ha vuelto una realidad, no es suficiente.
No me es suficiente. Y no descansaré hasta tenerlo todo de tí. Hasta tu centro llegar. Hasta mi ser exprimir y explotar en llanto declarando toda mi verdad. No es suficiente solo quererme, yo voy por más. Te tengo conmigo y tu a mí, contigo. Pero no descansaré hasta que llegue el día en el que por fin mire tu rostro, yo sin miedos, tú sin dolor, yo sin agonía, tú sin remordimientos... yo contigo y tú conmigo