alicia perez hernandez

Él, era así…

Era como el vuelo de un pájaro, libre y amante de la naturaleza  

Rebelde como un cervatillo, y arrogante como colibrí, contradictorio y sencillo 

Maduro, como un racimo de uvas silvestres, acido con rico sabor amor

Inteligente y sabio, honesto y elocuente  con el mismo, y con los demás

 

A veces se contradecía, con lo que quería y pensaba era como un niño.

Se escondía en sí mismo, le daba rabia las injusticias de toda índole,

Tenía pasiones escandalosas he inmorales, y eso lo hacia controversial.  

Sentía  que medio vivía, en sus desdichas y masticaba sus soledades.

 

No era a cabalidad, tan noble cómo le hubiera gustado ser, el mismo se estorbaba

Tenía sus manías, y eso  le traía problemas existenciales y se contradecía  

Tenía complejo de niño abandonado por la sociedad, y por su descendencia.

Lo que no era ningún complejo, era su edad, se sentía irresistible y conquistador.

 

No había una noche que no llorara el abandono y soledad en que vivía.

De todo, de la vida, de sus sueños y de sus anhelos que no se concretaban

Se perdía en su mente y se decía existencialista y,  perdía el rumbo de lo que quería

Por qué no se encontraba contento en ninguna parte, ni con el mismo.

 

Viajaba cuanto le venía en gana, a dónde  fuera, él, se iba no tenía que avisar

Amanecía en un lado, y anochecía en otro, pero nunca dejaba de escribir poesía.

Y en cada poesía, trasmitía lo que realmente sentía y pensaba -amaba la poesía-

Sus sonetos, prosas y poesías, reflejaban la necesidad de amor que tenía.

 

Para él que vivió sin estar, era su compañía una banca del parque, siempre solitario

A ella, contaba su dolor y sufrimiento por estar solo y vivir solo. -Uno que otro amigo-

Tenía familia pero cómo si no la tuviera, se alejó de ella, o ellos se alejaron de él,

Lo único que lo hacía feliz, era estar frente a su ordenador, escribiendo poesía de amor.

 

Con su vida difícil, un día  se enamoró y amo mucho y fue muy amado –sin unirse-

Veía por su cancela, un rio crecido y era como reflejo de su vida atormentada por la soledad

Porque el río  iba con furia, con fuerza, y para él, era su llanto de impotencia.

Por no estar donde él quería, y no tener lo que él quería. Se fue sin estar a gusto con el mismo.

 

 

Alicia Pérez Hernández

-No es la pluma la que escribe es el alma-

 A ratos (con mi dulce Ali)

 

 A ratos muerdo la felicidad,

a ratos odio la vida,
a ratos amo el jardín de las flores,
a ratos detesto las diademas del camino,
a ratos ardo en fiebres de florilegio,
a ratos camino cabizbajo:
me aíslo, me voy al vacío,
paladeo tus versos de amor.
A ratos vivir en el desierto quiero,
a ratos el oasis me entra la placidez del placer,
a ratos aborrezco la estampa del escaparate,
a ratos me alegro, me alegro, me alegro,
me transformo en el ser maravilloso
que a tu lado camina.... ali
A ratos, una lágrima;
a ratos, un cantar;
a ratos, un baile de Salón contigo
-vestida, tú, de rojo, enlazada a mis brazos-.
A ratos, locura: soy y no soy, pienso y no pienso.
A ratos pláceme mirar las estrellas de la noche;
a ratos, la miel y el acíbar,
a ratos ¿quién soy?, ¿quién? ¿Amor para ali?
-ojos negros, manantial de agua viva-.
A ratos soy vida, sin no soy...
a ratos un errante vagabundo
que pone flores en tu ventana,
un amor que entra en tu alcoba;
a ratos, desesperación- por tenerte en mis brazos-
que se hace poesía para regocijo de tus sentidos.
A ratos, ángel y bruto, drama viviente.
A ratos, un momento que fui,
otro momento que no seré;
a ratos, lo que piensas,
a ratos soy lo que es -paradójico-.
A ratos, sí y no
-luz y tinieblas me invaden-

 

Sin ti Alicia… no soy nada.

 

 

 

Salvador 12- 7- 12- Úbeda