Llueve, llueve,
la lluvia llega a mi corazón
y lo entristece.
Salgo a la calle,
camino bajo la lluvia triste
y ella moja mi cara
ya entristecida.
El agua corre
por el rictus de mi cara,
llega hasta mi boca,
pruebo su sabor:
sabor amargo,
sabor a lágrimas.
Sólo entonces me doy cuenta,
que no es el cielo el que llora:
soy yo...y estaba pensando en TÍ
....¡ amor ! ....