Sobrevolando los cielos
y esculpiendo las nubes
el forjador de ensueños
al infinito sube.
Detrás deja el cansancio
de los días amargos
donde sus ojos fueron
acopio de letargos.
Quiere borrar tristezas
y efectos multiformes
que vivió en la comedia
de una mujer sin nombre.
Se nutre de esperanzas,
le nacen nuevos bríos
cual lluvia que alimenta
el caudal de los ríos.
Sigue... sigue ascendiendo
no detengas tu vuelo
que al final de la puesta
vuelve a brillar el cielo.