Raúl Daniel

Acoso sexual...

Acoso Sexual...


Estimado profesor:

 

Estuve pensando en las últimas palabras que oí de sus labios:

-“Deja de creer que siempre tienes la razón... Tal vez sean los otros los que dicen la verdad.”

La verdad me asusta, tal vez por eso yo haya inventado toda una filosofía personal que me da siempre la razón, para sentirme seguro y no pensar en ninguna mala consecuencia para mis actos... éstos, ¿serán justos? (usted me lo solía preguntar).

Tal vez me he encasillado a mí mismo en una fantasía poderosa, y si una fantasía logra poder, se transforma en una mentira. En realidad tiemblo pensando que mi verdad sea solamente una poderosa fantasía.

Le confieso que yo también hablaba mal de usted, es que tampoco le comprendía.

Ahora ya no creo que sea cierto lo que dijo esa alumna, todos sabemos que ella no merecía más que las malas calificaciones que usted le puso. También sabemos que el año pasado “transó” con un profesor por mejores calificaciones.

Cuando una mujer (y más si es joven) acusa a un hombre de acoso sexual, ¡siempre se le cree! Los mitos que creamos son más aceptados que cualquier lógica.

Pero de usted teníamos el mejor de los testimonios.

Nuestro silencio fue cómplice, no una justificación por ignorancia, sino simple cobardía.

Ahora lamento que no le renovaran el contrato en el colegio.

Algunos le vamos a extrañar...