A. Cuenca

Pedacito de cielo

PEDACITO DE CIELO

 

Me quedaste grande y entiendo que por eso te tuviste que marchar,

Por poco sigo errando y pensando que era todo lo opuesto,

y agradezco aunque tarde, este despertar.

En mi cerrado egoísmo, con objetos de todo tipo quise compensar mi falta de afecto,

Y al afecto que tu me dabas sin nada a cambio,

Hoy con mis objetos obsoletos no puedo comprar.

 

Debí ser más cuidadoso, mirar dentro de tus dulces ojitos vidriosos,

Y ver que ese cristal estaba apunto de romperse,

Pero ignoré señales sin darme cuenta que al romperte;

una vez lograda la conciencia de tu grandeza,

detrás de ti me rompería doblemente.

 

Tú eres muy dulce, y aprendiste de un amor sin egoísmo;

Para ti el ver a nuestros hijos divertirse es lo primordial,

Mientras yo hacía cálculos para ver si el dinero alcanzaba para disfrutar.

 

No te llego ni a los tacos, y por querer aprisionarte,

No me quedé ni con tus zapatos.

 

Hoy mis hijos me recuerdan que lo único que tengo es en ellos un trozo de tu esencia;

El dolor impreso en nuestra descendencia, y menos pero aún muy importante,

El dolor de haberte perdido.

 

Hoy de ser necesario, ruego a dios eternamente...

Que perdone mis errores,

Y permita brotar en ti nuevamente, tu dulce amor, mi pedacito de cielo.

Amilcar Cuenca.