Se han caido los edificios,
esos, los que construimos inmensos
los que erigimos con sueños y anhelos compartidos,
de futuros juntos
y de compromisos y uniones eternas.
Se han derrumbado los puentes,
esos, los que nos unían
por los que, cabalgando con miedo del abismo,
imaginaba que te cuidaba.
Era como si el miedo a resbalar
era lo único que se anteponía entre tu felicidad y la mía.
Pero, si recuerdas,
logré que dejaras tus miedos,
y tuvieras la libertad de abrir las alas.
Entonces, se desmoronó todo
lo que habíamos construido y lo que no,
porque, nosotros, esos,
ya no somos los mismos,
porque ya volaste y no te sirvo
y porque ahora
y como siempre
quien tiene miedo,
soy yo.
Diego Ramírez Martínez