Sensibiliza y enternece
verlo allí delante del portón.
Bajo el sol, la lluvia,
el viento, en invierno, en verano.
Es el frente de un taller
mecánico de autos.
Es, como si fuese
el dueño del local.
No,es un fiel perro
las veinticuatro
horas del día.
Mientras sus dueños
trabajan, él entra y sale
del taller.
Cuando dejan de hacerlo,
el fiel perro se queda afuera,
delante del local.
Así, todos los días del año,
las veinticuatro horas.
Al cerrar el taller,
lo dejan fuera.
Para que custodie
la entrada.
Para que los vecinos
le den de comer,
y lo hacen realmente.
Está expectante de la llegada
de sus dueños.
Sus bastas orejas
escuchan el sonido
del motor del vehículo.
Al llegar éstos,
los recibe con gran alegría,
y lame a cada uno de ellos.
Los acaricia, los besa.
¡Cuánta fidelidad!
Un perro negro,
un animal dócil e inteligente,
fiel, siempre fiel.
Todo el barrio lo ama.
Tom lo he bautizado yo.
Si tuviésemos los humanos
la fidelidad de estos animales...
Derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto - 01/04/2014)