josemiguel

Llanto por un poeta

Veo pasar mucha gente,  varios lo hacen llorando,

Bajo para indagar, que era lo que estaba pasando;

Y una mujer con un manto y su cabeza hacia abajo,

Me dijo, mira hacia atrás, y te estarás contestando.

 

Entonces sí yo miré, y vi bajar un entierro,

Se notaba ser más triste de lo ya acostumbrado;

Y me incliné hacia el cielo, y a Dios le rogué por él,

Fue un poeta que murió, por alguien, yo me enteré.

 

Entonces me fui a un jardín, que de camino se hallaba,

Y de tantas flores lindas, al jardín yo le robé;

Me fui frente al ataúd, le recé un padre nuestro,

Y con gotas de mis ojos, que caían sobre las flores, allí encima las dejé.

 

Había muerto un poeta, que tantas cosas decía,

Él le cantaba a la vida, su alegría y su tristeza;

Lo hacía con tanta rima, y estrofas que hipnotizaban,

Y el pobre murió de amor, pensando en su ex amada.

 

Pero así son los que aman, con todo su corazón,

Se arriesgan a perder su vida, por mujeres insensatas;

Que dan valor a palabras que solo implican deseo,

Y aun poeta, casi un Dios, no valoran su amor convertido en verso.

 

Ya el poeta se murió, ahora quedará, un bendito!

Que saltará de la boca, tal vez de quien no lo amó;

Pero él se llevo a la tumba, la herida por un desprecio,

Y yo, no siendo poeta, tal vez, igual así muera yo.

 

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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita