El tiempo laxo, impreciso
cansado de transcurrir
se desangra en el camino
ondulante del medio día.
Estoy en la nada
un tramo, por delante
y otro por detrás
los dos terminan, en horizonte
como agujas de un enorme reloj
marcan, inexorable el camino.
Me detengo, en el cenit
fantástico de mi angustia
quedándome abandonado de tiempo
respirando el aire respirado
mirando esa despiadada ruta
meterse en el mismo horizonte
de donde salió
como un burdo Edipo de asfalto.
Pasaron eternidades de tiempo
cuando veo acercarse furibundo
un camión, por el camino.
Pasó, dejandome remolinos de tierra
sacándome del letargo, sin tiempo.
Salgo al camino
y lentamente comienzo
a transitar la ruta.
Acomodo mis pensamientos
calculo estar en una hora
abrazando a mi familia
los quiero tanto...