Cuando unas manos están quebradas,
Otras buscan entre la ruina y el escombro,
Mientras otras tantas más están lejos, y sus ojos nada más ven.
Ya no puedo evitar querer parar temblores con mi mano
Y soplar el polvo de las construcciones caídas
Hasta que se vaya lejos; lejos, lejos hasta desaparecer.
Y en los saqueos, el hambre y la desesperación
Solo se demuestra en la fragilidad de nuestros cuerpos el deseo de sobrevivir;
La hambruna y la sed de existir.
El gran corazón se halla de nuevo en dolor, como muchas veces antes,
Pero siempre hay un consuelo y una ayuda que no se derrumba,
Para que así de los corazones se quiten de nuevo las espinas.