En la noche despejada
la luna diáfana me mira de frente,
con las estrellas dibujo en mi mente;
perfecto, tu cuerpo de Ada.
Sonríes cual muñeca y me bailas
siguiendo mis ojos turbados
me detienes con unos dardos
que lanzas desde tus alas.
El cielo se muestra azulado,
y mirar tu silueta en las estrellas
me traen las noches aquellas
en que estuviste a mi lado.
En la luna se muestra Cupido
que junto a su flecha me mira,
juega, apunta y su arco estira,
dispara… pero yo, ya me había ido.
¿Y Cupido?
Cuidado… era su última flecha.