Guiando trayectos como hacen los faros,
te recuerdo hermosa con tus ojos claros;
con la luz que irradias en cada gesto de tus manos
recorriendo nuestras historias en tus pausados pasos.
Aprendí de ti las mejores cosas
y tu trato amable se filtró cual lluvia copiosa,
en toda la simiente que tu ser produjo
es tu marca de madre, Alicia… y es nuestro mayor lujo.
¡Cómo no amarte Madre hermosa y buena!
¡Cómo no añorarte si eres toda plena!
en cada asomo de felicidad que cada uno anhela,
tu imagen aún nos sostiene entre dichas y penas.
Siento tu dulce aroma de flores y miel
esparcido en un tenue soplo de esa fresca brisa,
los recuerdos vienen nítidos, sin prisa
y se quedan conmigo, en compañía fiel.
En ese jardín de reposo que tienes,
entre coros de ángeles que besan tus sienes,
tus ojos de amor, infinitos y etéreos
nos miran, con maternal ternura … eternos.