Xochiketzalli Miztli
En su esencia más pura
Él nunca se enteró
de lo hermoso y fascinante
que encontré verlo dormir.
Fue como si un gran depredador
se encontrase en completa paz
sin el enorme deseo de su presa.
No, no estaba tu mirada para hacerme sonreír,
pero me bastaba con el compás de tu respiración
y el rítmico movimiento que éste causaba
en tu tibio y desnudo pecho.
Y entre el silencio,
pude escuchar el delicioso latido de tu corazón,
tal como si fuese el mío.
A Oswaldo P.G.