(Soneto)
Igual que una gaviota pasajera
en puerto de veleros desechables
detuviste tu andar inmensurable
para pulsar la lira aventurera.
Era tanto el amor, tanta la espera
que el paisaje del mar te fue confiable
y esas tus alas de un blanco impecable
buscan ansiosas la emoción playera.
Viste de cerca la marea oscura
traer los restos de avanzadas guerras
en esos barcos de llanto y de amargura.
después de ver imágenes que aterran
retornaste de nuevo a las alturas
dejando aquellos veleros en la tierra.