Ahí está, el héroe de la guerra,
envuelto en trapo y cartón
durmiendo bajo el farol
en el banco de la plaza.
No tiene mujer, ni casa.
No tiene hijos, ni trabajo.
Ni al cura que pasa al lado
le merece su atención.
Ni la sangre que dejó,
de nada sirve al estado.
Triste historia del soldado
que allá en las islas peleó.
Desde que en ruinas volvió
sólo ha estado mendigando…
la gente buena del barrio
lo ayudará también hoy.
® ESCRITOR INGEL LAZARET