envidio la suerte del que ama a tu alma,
del que besa a tus labios hasta robarte la calma.
envidio la dicha del que te acaricia, te abraza
del que goza hasta tu fragancia.
envidio la fortuna del que en tu mirada
encuentra ese fuego que le abraza,
y le hace desear tu esencia tan febril y apasionada.