Sueña un sueño ajeno. Encendido el porro. Las bocanadas son fragmentos del éxodo de ese sueño en el que ella se roba el sueño de otro. Y sin embargo, alguna vez soñó con ser soñada. Pero no todos los sueños se cumplen ni son, necesariamente, buenos. Algunos están mejor, así, cubiertos por ese manto de semi-olvido. Del pacífico descanso, desentierra, a veces, esos sueños de semi-olvido. Los repasa, los recrea y, entonces, la duda arroja el manto. La “futurología”, la “pasadología” y el “ahorismo”, en conflicto por siempre. Su piel se estremece en esa lucha entre tantas partes de sí misma. Su corazón es una guinda deglutida por el monstruo del Tiempo. Las pesadillas bailan felices entre ellas. Y entonces; solo entonces recuerda; comprende por qué… por qué decidió semi-olvidar. Recoge el manto, lo alisa, lo extiende. Cubre casi tiernamente esos sueños de semi-olvido. Luego se lanza a robar sueños ajenos. Sueña que sueña sueños de segunda mano.