En este lugar hay cierta sencillez
en el pentagrama anatómico,
justo ahí en las puertas traseras
de las fauces , justo ahí.
Previo al canturreo de lo ajeno,
antes que los hilos delicados del viento
acaricien las dentaduras del hombre,
hombre de carne y hueso, como yo,
como todos, justamente como tú.
La diferencia no reside en los cuerpos,
menos en las constelaciones que nos arropan,
La diferencia existe en la franqueza de lo real,
no en lo irreal del acto de conocer,
en lo honesto de vivir y ser.
(Lastima que a veces no existo)