María

Quimera

Tarde, en la noche invernal, te recuerdo. Preparo leche con coñac y miel. La bebida caliente y fuerte actúa sobre mi garganta y se aprovecha de  mis sentidos. Me relajo en  mi cama. Veo colores varios, escucho una melodía clásica que no logro descifrar, toco las sábanas sedosas de las almohadas. Creo oler su perfume, inundando todo el cuarto. Y en ese estado de ligero ensueño compartimos el chocolate perfecto entre pupilas encontradas.