RICARDO ALVAREZ

HABRÉ DE MIRAR

 

Habré de mirar tras el espejo

tus iris vacíos de memoriosa pupila.

Y cada tarde de sol y adobe reconstruirla

con la lejanía del dibujo y tú reflejo.

Antes te encontraba en la vastedad viva

En el confín de las gemelas aristas

En la verde llanura tú marca de pasar,

hay en las tardes ausencia de inútiles aldabas.

Sórdido tumulto de bronces vagos.

Palabras de otro tiempo que al rasgar

suenan a complot de cedros crueles sin sonrisa.

Habré de recordar los mitos que dejaste aplastados

en la mesa rectangular que apoyaban tus manos

y lustrar  con bonhomía siempre tus enseres,

o restregar en el jabón con prisa herencia de sábanas

en las gotas de sangre que me legaste.

Tendré que quebrar sus coágulos con mis manos

dejando que el viento se lleve tus clavos

del firmamento de mi camino,

que te está definitivamente perdiendo.

Mirándote como estatua de frágil mármol.

 

 

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