Juan de Dios Jose

DE PROFUNDIS

 

De roca en roca, barranco abajo,
las aguas bravías del torrente
se precipitan perdidamente,
como el que es dejado de tu mano.

 

¿Quién divisa luz en ese Abismo?

¿Quién sondea el salto en que se vierte
al vacío la ciega corriente?

¿Quién lo llena sino Tú, Dios mío?

 

Del fragoso fondo tenebroso
sube a Ti mi angustiado clamor
por la luz de tus clementes ojos.

 

Extiende a la hondura tu favor.

Arranca ya a mi alma del foso

y abre los Cielos al pecador.