El día que me lo dijiste
pude ver la nieve que
de tu boca emanaba y,
entre ella, los pétalos
de aquella rosa marchita
que algún día vivió en
tu corazón y en el mío...
Esta vez no hay nada
qué reparar,pero sí
hay mucho qué perdonar...
Fuiste tú quien decidió
que este amor debía terminar...
¿Por qué? ¿Por qué te
fuiste de mí? Esta vez
Mi corazón no se rompió,
fue tan repentina la falta
de amor, que mi corazón
tornó en un agujero negro
que se traga tu luz, que
antes me iluminaba...
¡Te odio...! Te quiero...