En qué piel te me habrás escondido
En qué sombra que se escabulle por la ciudad
Por la impía vía que resbala la más digna ternura
Me pregunto que dónde estarás
Te me escapas de la mente hacia el vivo escarlata de una copa
Brillando en ese licor lujurioso, llamando a mi nombre
El nombre que usaste para decirme que ahí estabas
El nombre con que me nombraste
Y aún así, sé que estás viva
Con tu eterna queja, pero viva, cándida
Pastoreando tus sentimientos al rebaño del olvido
Escapando de mis nubes y de mí
Llevándote tu olor a jazmín, tu gran verano
Y aún así sé que estás viva
Gritándome desde donde tu voz no me toca
Y mi voz no te toca
Y aún así dices mi nombre
¿Por qué te tragas tus propias lágrimas si luego me las escupirás?
Siempre he pensado que nadie está loco
Porque toda la locura de este mundo se concentra en ti.
Y aún así, no estás más loca que yo.
Y aún así sigo creyendo que lo estás.
Yo siempre salté sin pensar en caer
Siempre robé las manzanas regalando el gusano
Y aún así tu cabeza negaba con una sublime aquiescencia
Nunca tuve mejor terapia que tus pechos
Nunca hubo miel más fresca que cuando me abrazaron tus piernas
Nunca había visto una herida tan encolerizada
La húmeda cicatriz de las ninfas y las diosas.
El tiempo es un demonio que marchita los recuerdos.
Y aún así, lo recuerdo todo como si estuvieras a mis ojos
Desnuda y volcada, navegando libre en el velamen de las sábanas
Oliendo a jueves por la mañana, a perfume de abril
Y aún así, te me escondes en otra piel
De la que tu alma golondrina se adueñó
Cuando escapó volando la tarde en que rompí tu pecho
Mis labios los uso sólo para matar.
Y aún sí, sé que sigues viva
Gritándome desde lejos, llamando al pasado
Sabiendo que en nuestro cuento, por cada desgracia
Siempre quedará, lujurioso, descontento y entrañable
Ese tímido: y aún así.