Un conejo
jugaba con una almeja
y un cangrejo
le mordió una oreja.
Epa amigo
¡deja, deja!
¿porqué el mordisco
no se lo das a la almeja?
Y el cangrejo aludido
respondiendo a la queja
al conejo le dijo:
¡Es que ella no tiene orejas!
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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Maracaibo, Venezuela