Tocando mi guitarra en el diván,
no sé… me he acordado, hoy de ti,
será porque era nuestra esa canción…
la bailábamos pegados, alumbrados por la luna.
No sé, es solo que me puse a recordar
y me entró una nostalgia, como nunca
alguna lágrima se deslizó por mi mejilla,
cavilando en lo que hubiera sido de los dos.
Se me acongoja el alma al recordar,
que yo te presenté… al que sería tu marido,
jugando a ser don Juan dije, que eras mi amiga…
y ya no te pude separar, de mi mejor amigo.
Si la última vez que los vi, hasta lloré,
tuve que decirle que era de felicidad,
al ver la niña que llevaba en los brazos
y por la alegría de encontrarlos.
Con sutileza mordiste mis labios en un beso
y los ojos te brillaron despidiéndote de mí,
así dijimos adiós y hasta siempre,
con una lánguida mirada y una farsante sonrisa.
Porque no quiero desunir lo que Dios unió,
a tu marido, que es mi mejor amigo,
nunca más lo he ido a visitar….
porque tengo miedo, que sólo te halles tú.
Delalma
20 de enero de 2010