Hoy vuelvo a ti gran rio Karamacate, te invoco desde mi memoria de niño y me parece sentir tu aroma a campo florido, como inolvidable perfume de la mujer amada
Cierro mis ojos y diviso en la lejanía, tus guardianes impetuosos, grandes árboles de jabillo, de jobo, nutridos bambúes. Esmerados todos, por brindar a tus corrientes, aquellos remansos impávidos, cubiertos de buena sombra, testigo silente de tantos amoríos de por estos lares.
Danza vacilante de cuerpos briosos sumergidos todos en lo profundo de aquellas aguas mansas cuando el brillo de la luna desdibuja algunos rostros en plena travesía; unos tantos a nado cruzado como quien se aferra con ahínco a fugitiva esperanza y otros muchos, jinete y caballo juntos cuando la corriente arrecia, tal como quien busca en su corazón la fuerza necesaria para conquistar sus miedos.
Siento bajo mis pies tus esteros aledaños cubiertos de mangos, grandes cafetales surtidos de mereyales cual rosada mejilla de tan amada criatura; aquella hermosa mujer que arrebata al campesino cantos en la lejanía para desandar sus querencias.
Hoy vuelvo a ti, gran rio Karamacate, déjame verter en tus aguas la lluvia que hace tiempo llevo contenida en mis ojos, déjame gritar dentro de ellas este manojo de “te quiero” que llevo enredado en mi pecho, arranca de mi piel con la fuerza de tu cauce los rastros de aquellos abrazos que ya no están y de otros tantos que nunca fueron, déjame saciar la sed de mi alma a causa del infinito fuego que llevo en la mirada. Lleva en tus corrientes, cuando llegue el invierno, esta resedad de la amarga ausencia de todo cuanto ame y que adolece mi pecho
Después de ti, no tengo rumbo certero, soy cual ave solitaria que busca en su vuelo un sorbo de aliento, volveré a montar al furia, gran rio karamacate, voy a montar mi caballo, para buscar aguas adentro otras tierras por otros lares.
Cobija en tus aguas las penas de mi alma, como alguna vez me abrigaron los brazos de mi madre..
Hoy vuelvo a ti, “Padre Rio” desde la cima de mis versos…