Alfonso J. Rodríguez M.

REPOSO DEL MAR

 


Todo el ímpetu del mar

viaja en la ola desnuda

que crece cuando se agita

en un éxtasis de espumas,

y sobre la cresta indómita

de aquel elemento acuoso

el mar nos muestra su fuerza,

su bravura de coloso.

Y de pronto se desmaya

al sentir la tibia arena

que tan sedienta le espera

una y otra y tantas veces

como su mar lo prefiera.

Así llegan nuevos soles

y van muriendo los días,

y ocurren las tempestades

allá en las profundidades

del eterno mar bravío,

que solo siente reposo

cuando se acerca gustoso

a sus orillas de siempre;

es el mismo viejo mar

que hace escotillas temblar

y es la misma tibia arena

donde descansa ese mar

después de la gran faena.