Pilar Iglesias

CON UNA ISLA EN EL PECHO

Al poeta Rodolfo Alonso

Con el amanecer  cóncavo,

titánico un perro  de dolor

se hace silencio,

un giro azul  de la muerte.

 

Mis ojos como rocas extranjeros,

con la cósmica noche caen

donde el olvido no olvida

y como la porcelana del desprecio

esperan siempre en la otra orilla.

 

Con las calles del ayer,

con una isla en el pecho,

con la soledad que nos acompaña

en los inexorables acontecimientos,

la memoria se me hizo río seco,

una voraz verdad,

en el solitario labio de la tarde.

 

Ahora extendida en el  olvido vuelvo,  

a la página acostumbrada. 

A caer.