Jamás esperé que un día
De la nada alguien como tú aparecería,
Y vendría directamente a cambiarme desde adentro
Dando luz a mis tinieblas
Alejando a mis demonios internos,
Llenando con su ternura hasta la parte más vacía de mi cuerpo.
Porque eres tú la que vino
A enseñarme a apreciar lo poco que tengo,
A decirme que no todo es lamento,
Pues un amigo es un hermano
Que comparte como padre el destino
Y como madre esa mirada y pequeña sonrisa
Que hace marchar el tiempo de prisa
Y manda a los recuerdos a guardarse en mí memoria
Donde me hacen volver en razón, por orden del corazón.
¿Quién pensó que tú y yo nos toparíamos alguna vez?
¿Quién conspiró a favor mío?
¿Será que cada día fue una escalera
que me ascendió hasta llegar a ti, hermana mía?
Y es que aunque me lo pregunté una eternidad
Respuesta a mi no habrá de llegar
Y solo me quedará conformarme con saber a ciencia cierta
Que contaré con la luz de tus ojos hasta el fin de mis tiempos
Que como mágico espejo en él veré mi reflejo
Abrazando con todas mis fuerzas y amor
Mi nuevo hogar, allí en tu corazón.