XCVI
Si la sombra de un poste me da lugar
Y la ignorancia me obliga a pensar
Pálido y sin dientes yo que sonrío
Enciendo un cigarrillo ya sin fuerzas
Y es que al fin y al cabo la genialidad
Es algo que corre por la letrina
Haciendo malabares para existir
¿Entonces para qué la inteligencia?
Si formando un bosque de pendejadas
Voy a conversar de tú a tú con las olas
Es que padezco el mal de los profetas
Soy aquel que destruyendo la belleza
Tiene ganas de escribir y no puede
Y lloro perfumando este planeta