(Nicole Del Río)
La noche cubría mi espíritu,
Como la sombra más oscura.
En la penumbra, no me daba cuenta de nada,
La nada se apoderaba de mí
Un día llegue a un espacio,
De cultura y de conciencia
Ahí no buscaba nada tan solo platicar
Sin embargo no fue así.
Si, hablar de muchas cosas
Profesionales y personales,
Todo se conjugaba, al igual el verbo amar
Pero amar se volvió en la locura.
Una locura deliciosa que aunque nada pasó
Su praxis me hizo despertar
Despertar de un letargo sin conciencia
Y mi alma gritó aquí estás, ¡existes!!!! ¡Sientes!!!!
Tal amor fue fraterno,
Más mi conciencia se resistía
A visualizar la realidad, en el otro, había razón,
Igual inteligencia, un poco de entendimiento
Y una pizca de compasión
Me miro profundo un día a los ojos,
Y en ellos no encontré nada, sino sólo compasión
Por una mujer perturbada,
Nublada por la pasión perdida y encontrada
Tomo la decisión de decirle…
¡Cuánto me has dado!, que he despertado de mi sopor,
Más él con diligencia y compasión increíble
Me dio mil razones para no corresponderme
Olvide mi dignidad, solo la pasión me envolvía
Le supliqué piedad, que solo me llevara un día
Para apagar la sed que a mi alma envolvía
Pero él, consciente de su postura, pero también
Ausente del sentimiento, resistió la tentación
O esquivó a la locura, que yo le di un día.
Acapulco Gro. a 25 de septiembre de 2009