Alejandro

Desaire de destino

Hoy con la mirada torva

y la sonrisa de revez,

se ve el destino añejo,

gris, implacable, gris.


Se desplaza un oscuro tono

que va tiñendo los recuerdos,

mientras me fumo un suspiro

que dejaste en el colchón.


Cenizas de fuegos

que ya no encienden más

se pierden en un soplido

de un viento sin paz.


Rosas de papel crepe

sembradas en el jardin,

reciben lluvias de destino

que marchitan su voluntad.


El whisky brinda

con mi cuerpo vacío,

y el oscuro no se va,

ni este cigarro asesino.