Se van, nadie pasa por mi sustancia y solaza,
oscuras pardelas, dolor fiero humano
de ahí; renace un extinto lemuriano,
ya tirita de frío el ciervo que pasa.
¡Oh! mujer que te alejas, por qué así me dueles,
si tu lienzo ya no pinta, ya no clama,
no eres ni reina, ni esclava,
¡dejad de colgar mis venas cual cordeles.!
Vienen de mi ayer unas espinas, lastiman su roce,
y se dirá: «se ha perdido en TROYA, Helena»,
se burlará las reinas de mi pena,
recuerdos; de mil y una noche.
Derechos Reservados.
John Morales Arriola.