EL VALLE SAGRADO ( SEGUNDO DÍA)
¿Cómo poder explicar, el cúmulo de sensaciones que produce saberse en el lugar preciso, donde la historia se nos revela con ansias de entrega, es como el encuentro amoroso esperado, es como encontrar la llave para entrar al lugar donde nos hallaremos con seres universales, únicos y grandes, con ellos, saboreando el pasado. Pensar que esos caminos fueron recorridos por esos personajes que solo conocíamos y admirábamos en los libros de historia.
El vehículo que nos conducía, iba por caminos zigzagueantes rodeado de una vegetación típica de las alturas andinas , donde se produce desde tiempos históricos el mejor grano de maíz; una gran variedad de papas, de quinua y otros vegetales contempladores testimoniales de la cultura incaica y pre-incaica, ya no se sentía el frío de la tarde anterior, el clima es hermoso en el “El valle del Urubamba”.
PISAQ
(Serénate alma mía, aquieta, tus ansias…)
Por un senderito al filo de la montaña,
por el lado derecho, la roca viva
y por el izquierdo la hermosa visión
del “Valle Sagrado”.
Al compás de los pasos,
el pecho, el alma se agitaban.
Esa necesidad de encontrarnos
con lo esperado desde siempre;
esas ansias, apresurando los pasos.
De pronto, en un quiebre de la ladera,
cuando el angosto camino gira a la derecha,
en un inesperado momento,
aparece ante los ojos, el espectáculo maravilloso
de los andenes de PISAQ .
Es cuando, la voz enmudece,
Se siente un nudo en la garganta y
solo gemidos se puede emanar,
y los ojos maravillados se inundan de lágrimas.
Pensé en ti, hermana,
que desde algún lugar de tu eternidad
me contemplas sonriente;
pensé en ti, poeta andino,
que amas a tu tierra como ninguno.
Las lágrimas de añoranza por ustedes
Y por los tiempos ahí estacionados
llamándonos desde la historia
Por el gran constructor Pachacútec *
Que acaricia el recuerdo admirable
Se mezclan con el rocío de los andes.
PISAC, con sus grandes torreones
en lo más alto de sus montañas,
PISAC, donde, desde un senderito
frente a un precipicio
podemos escuchar nuestro propio eco
confundido con los ecos del viento
y los ecos de las voces ancestrales.
Con sus piedras talladas con gran armonía,
para hacer los muros y los altares
para honrar a sus dioses.
¡PISAQ, el alma te recuerda emocionada!