Quien me lea pensara, imagino
que a Neruda y a Mistral me parezco,
quizás, algún parentesco
mas nunca un lazo consanguíneo.
Que me mueve lo divino,
pues de Dios he hecho algo burlesco,
ser casi caricaturesco
que nada envidia ni al mayor cretino.
Ni Parra, ni Lira, ni Huidobro
ni Bertoni, ni Kavafis, ni de Rokha
ni Rimbaud, ni Mallarmé, ni Baudelaire;
para combatir a esos líricos ogros
que sabor amargo dejan en mi boca
me hice un vate, de nombre Gustavo Demelier.