Eugenio Sánchez

CAMINANTE

Ayer   cogí mis maletas y partí

con una miga de pan en el bolsillo,

caminé un corto trecho;

mas al ver   la agreste pendiente,

mis huesos flaquearon,

y me dejé rodar cuesta abajo.

 Hoy  lucho con uñas y dientes

para no naufragar   en el fango.

 La muerte, la muerte  a  dos pasos

 como perro rastrero va oliendo mis huellas.

El zumbido de un mosquito  me rompe los tímpanos;

el sol,   como lanza, traspasa mi costado

y en alas de una ilusión  intento  volar;

me elevo caigo, vuelvo a volar y caigo,

y en la penumbra de un espejismo veo

que un remolino  juega con  mis despojos.  


Eugenio Sánchez