LUCIO ROBERTO RAMÍREZ GONZÁLEZ

DESDE LA OTRA ESQUINA DEL AMOR

He visto guerras a nombre del amor en el curso de mi vida,

 cuadriláteros de box, riñas, odios y rencores.

Que mundo este.  Pienso decir en verso y usted decida,

si mis palabras dicen verdad y describen la carencia de valores,

que dominan la realidad en esta época de confusión.

 

Que me criaron con mucho amor, y en eso radica la diferencia,

entre los que sabemos amar y los que confunden sentimiento,

aquellos en los cuales en su corazón brilla por su ausencia

el más grande sentido que la naturaleza brindó como cimiento,

para construir nosotros mismos la más perfecta  humanidad.

 

Y es que amar es tan fácil, un simple ingrediente es necesario,

que surja, a borbotones como un géiser, el más claro sentimiento,

desde la misma raíz de tu alma, como proceso voluntario,

y que se convierta para tu vida en  sustento y en tu aliento,

que nutra en el camino tus deseos de vivir y la más grande pasión.

 

Apenas surge la mentira el amor desaparece,  la mentira desune,

la mentira apaga el géiser, y al poco tiempo muere el agua cristalina,

y las almas que andaban fundidas en sueños comunes,

se derriten, como en una capilla sin cura, lo hacen las velas de parafina,

y todo lo construido se desvanece en la grande y triste inmensidad.

 

Amor y mentira, en toda la historia, nunca han rimado,

es difícil encontrar quien sepa amar, han cambiado los paradigmas,

prima el egoísmo, la conveniencia y al amor se le ha despojado

de la base esencial que permite su existencia: verdad sin enigmas,

fuerza de géiser, aguas cristalinas, voluntad y perfecta humanidad.