Vuelas cual saeta por los cielos,
¡inalcanzable estrella! que surca los mares/
construyendo castillos con amores,
que olvidados; deja por los suelos.
Ave errante de esculpida silueta,
que sin decir adiós te marchas/
quebrantando corazones de poeta,
que en sueños volaba entre tus alas.
Y ahora solo vive, tu eterna ausencia
y tú feliz en otro nido, en otros brazos/
volando entre blancas nubes, en bellos ocasos/
mientras yo; solo, sufriendo sin tu presencia.
Esperando el día en que regreses,
y presa de mis besos/ vivas por siempre,
en este corazón enamorado/ donde creces,
como tierna rosa/ en el jardín de mi alma.