Duele decírtelo,
pero es lo mejor
que puedo decidir.
Tus ambiciones
me llevaron
a la codicia
y al robo
sin límite.
Sin darme cuenta
que era un gran pecado.
El de apropiarme
de lo que
no me pertenecía.
Robar... a mis propios amigos,
a mi familia,
sacándoles parte
del pan diario,
para entregártelo a ti.
Sentí lo merecías,
porque nuestro amor
era intenso...
¿Amor?
¿Realmente nos hemos amado,
o solamente nos hemos deseado?
Muchos de mis amigos
sospecharon de mí
y me lo dijeron
frente a frente,
y yo siempre
lo negué.
Lamentablemente, he perdido
la amistad de varios.
Todo lo que tú anhelabas,
y yo te entregaba.
Dinero que no lo ganaba
con el sudor de mi frente,
sino con el sudor
de mis manos,
porque ellas eran
las que se ocupaban
de tomar
lo que no me pertenecía.
Hasta sentía placer al robar.
Tú me enseñaste hacerlo.
Y yo te hacía caso,
para entregarte
lo que de otros era.
Recién ahora
me siento culpable.
Esto ya no puede
seguir así.
Debo volver a ser
el de antes.
No intentes disuadirme,
porque he de decirte
que soy capaz de matarte,
así con tu muerte,
pague todas mis deudas
juntas ante la justicia.
No quiero estar encerrado
entre rejas.
Es para los delincuentes...
Yo lo soy, pero dejaré
de serlo, y no
trates de impedírmelo.
Ladrón y asesino..¡no!...
¡Tendría que cubrirme
el rostro...por vergüenza!
Debo decirte adiós,
y éste debe ser definitivo.
Debo volver a mi hogar,
volver a enfrentarme
con mi familia...
Ellos aún me aman,
y yo a ellos.
No me arrepiento
de haber estado contigo.
Me arrepentiría
si continuase estando.
Lo que ha sucedido,
debido a mi inconsciencia,
es tremendamente doloroso.
¡Sueño mis delitos!
Quédate tú donde estás.
Debo partir hacia
la felicidad perdida.
Obtenerla nuevamente
es mi propósito.
¡Dios me permita así sea!
Tú eres inteligente,
y de buen corazón.
Sabrás comprenderme.
Debo decirte adiós.
Por tu bien,
el de mi familia,
y el mío.
Derechos reservados de autor( Hugo Emilio Ocanto - 09/04/2014)