De conocerte por tu boca Descansa mis labios en la incandescencia más sangrante Agrio paladar de mis instantes más separados Supervivo de sabores que nunca se tragan y permanecen vivos De conocerte por tus ojos Comencé un viaje a lo desconocido, del cual no he regresado No sé cuantas Lunas , encontraré guardadas en tu mirada Tanta profundidad exhalando luz clara Eras sin duda, la carcelera de todas mis tardes apagadas y tristes De conocerte por tu piel Descifré la otra voz del secreto, la más débil y susurra El fondo de mis aires pulmonares El corazón resucitando a las puertas de la muerte De conocerte por tus caricias Tanta extensión , para tan poca memoria Mis dedos quebrados, fundidos como el hielo por el fuego Y desde entonces con la dicha y la desgracia, del doble trabajo El de no poder dejar de acariciar tu blanco desnudo La de no dejar de recordarte en mis poemas más dolidos. Porque el deseo duele Al igual que la sed y el hambre nunca se sacian Solo se extienden.