Me acostumbré a no poder dormir...
Mi habitación se asemejaba a una cárcel de cinco estrellas.
Una silla en el balcón del alma... con vistas a la mañana.
Mi piel desprendía el calor de tu cuerpo y no estabas a mi lado.
Era como sumergirme en el sudor de intensas noches del pasado.
Las paredes de mi soledad acostumbraban a oler a ti últimamente.
Eras la fiel fantasía de mi ilusión que se mezclaba con la luna.
Una puesta de sol que se encendía a lo lejos... en el horizonte.
Tu dulzura la guardaba en el alma, emvasada en un frasco pequeño...
como ese sonido agradable...
intenso \"sabor a mí\" de aquel hermoso bolero.
Me gusta el aliento que produce tu voz cuando dice te quiero.
Me imaginaba dibujando fantasías entre los mechones de tu pelo.
Susúrrame versos al oído amor mío, dedícame poemas sin pensar...
Somos como dos estrofas que navegan en las aguas del mar.
Eres la calma que se infiltra en mi piel perdida y exhausta.
Te imagino pintando todas tus emociones sobre la punta de mi nariz,
Despertándome con las caricias que me relajan en cada sueño.
Apagando las grandes llamas de casi todos mis incendios.
Mientras miro al cielo de medianoche me pregunto dónde estás.
Veo tus ojos y tu cara en mis sueños pero eso no es suficiente.
¿Alguna vez me has oído? A través de las estrellas y la luna?
¿Tu te acuestas en algún lugar y te preguntas si existo?
Ven a bailar conmigo esta noche...
bajo la luz de la luna que perdí.
¡Ámame... aunque sólo sea en sueños.
Aunque pasen más de mil años,
aunque pasen muchos más...
Yo no sé si tenga amor la eternidad
Pero allá, tal como aquí
El la boca llevarás siempre
aquel intenso Sabor a mí.